Author: Carlos Murcia (Carlos Murcia)

Entrada
Restricción a celulares en colegios es decisión autónoma de estos: Gobierno

Restricción a celulares en colegios es decisión autónoma de estos: Gobierno

EL NUEVO SIGLO entrevistó al viceministro de Educación, Óscar Sánchez, sobre la prohibición de los celulares en los colegios del país. Al respecto, esto fue lo que opinó el funcionario. EL NUEVO SIGLO: Los colegios privados quieren prohibir el uso de los celulares a los estudiantes, ¿cómo se puede fundamentar esta norma que se está estudiando?...

Entrada
El Presidente da la sensación de que su desafío a la Constitución es apenas un paso en su propósito de desatar una guerra civil 

El Presidente da la sensación de que su desafío a la Constitución es apenas un paso en su propósito de desatar una guerra civil 

Expresidente Alvaro Uribe El Presidente de la República en lugar de reorientar a los jóvenes de Cali como parte del apoyo que quiere darles, los instiga más a la violencia. Les aplaude los actos violentos. Los desinforma sobre su caballito de batalla, los falsos positivos. No les explica por qué en su gobierno ha habido...

Entrada
¿Cómo viven los maestros colombianos el conflicto armado?

¿Cómo viven los maestros colombianos el conflicto armado?

Laura Ximena Orjuela
lxorjuela@poligran.edu.co
WhatsApp: 3015187984
Jefe de Prensa

En un contexto marcado por las dolorosas secuelas de la violencia, el conflicto armado colombiano es un capítulo extenso y devastador. La situación de los docentes durante estos años de conflicto se torna alarmante, ya que han sido víctimas de la violencia sistemática, pero también han desempeñado un papel crucial en la construcción de paz. El libro ‘Educación y Construcción de Paz en los Territorios: Experiencias Investigativas’ da testimonio elocuente de esta realidad.

Esta obra, escrita por una docente y ocho estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Sociales del Politécnico Grancolombiano, ofrece un panorama de los desafíos y sacrificios que enfrentan los docentes en su tarea de sembrar esperanza en los territorios en medio del conflicto. Allí se echa un vistazo a las regiones desde las experiencias de vida de docentes que han sido directamente afectados por la realidad colombiana en su ejercicio en diferentes municipios de Colombia.

Ya son más de 6.000 casos documentados (según un informe realizado por la Escuela Nacional Sindical y entregado a la Comisión de la Verdad) que evidencian la vulnerabilidad de estos profesionales ante la violación de sus derechos básicos, enfrentando peligros reales y careciendo de garantías en su labor. Este escenario subraya la urgente necesidad de proteger y apoyar a aquellos que dedican sus vidas a educar y promover la paz.

Tras las historias contadas en esta obra literaria, se destaca la educación para la paz como necesaria para la promoción de valores y prácticas que fomenten la resolución pacífica de conflictos, el diálogo intercultural, el respeto a los derechos individuales y colectivos, así como la libertad de pensamiento en una sociedad plural e igualitaria.

Es mediante la educación que se pueden potenciar valores como la racionalidad, la libertad y la justicia. La educación para la paz no solo es una estrategia, también es un componente esencial para lograr una sociedad pacífica y equitativa en la que los jóvenes desempeñan un papel crucial. Los docentes ven allí una herramienta esencial para facilitar la pacificación del territorio y promover una verdadera cultura de paz en los entornos sociales.

¿Cómo promover una cultura de paz entre los jóvenes?

Implica comprender que la paz abarca diferentes dimensiones: la paz directa, cultural y estructural. La paz directa se refiere a la regulación no violenta de los conflictos y está relacionada con el amor y la unión entre las personas en sus interacciones diarias; la paz cultural implica la existencia de valores mínimos que promuevan el respeto de los derechos humanos en todos los ámbitos sociales; la paz estructural se refiere a la organización social que busca minimizar la violencia y maximizar la justicia social.

Entre los jóvenes, esta cultura de paz se construye a partir de la socialización, el aprendizaje y la acción de compartir. Esto incluye la promoción de actitudes filantrópicas, el reconocimiento de la diversidad y la participación ciudadana en la construcción de la convivencia social. Una educación para la paz debe desarrollar una ciudadanía participativa que valore los derechos humanos y respete la diversidad cultural, religiosa e ideológica.

Las historias relatadas en las páginas del libro no solo dan muestra de la difícil situación que aún viven muchos de los territorios colombianos, sino también el rol fundamental de los maestros como catalizadores y moderadores. Veamos algunas de ellas:

La historia de la docente Arelix Bonilla Raga: Es una destacada docente del sur del Tolima, quien ha dedicado los últimos 20 años de su carrera a promover la paz y la reconciliación en instituciones escolares y comunidades afectadas por el conflicto. Nacida en Chaparral, Tolima, Arelix creció en un entorno marcado por la violencia y la presencia de grupos armados. Sin embargo, su infancia difícil no hizo más que fortalecer su compromiso con la educación como herramienta para el cambio.

Arelix enfrentó los desafíos de trabajar en escuelas ubicadas en zonas afectadas por el conflicto. Se convirtió en una líder de comunidad, colaborando estrechamente con autoridades locales, organizaciones internacionales y la sociedad civil para desarrollar iniciativas que promueven la reconciliación, la justicia social y el desarrollo sostenible. Su trabajo ha dejado una huella en las generaciones de estudiantes y en la comunidad en general, demostrando el poder transformador de la educación en contextos de conflicto.

Conflicto armado en el corregimiento de Santiago Pérez: Ubicado en el departamento del Tolima, este territorio se ha vivido un prolongado conflicto. Estratégicamente ubicado entre las cordilleras Central y Oriental, ha sido disputado históricamente por diversos grupos armados, incluyendo las FARC-EP y los paramilitares. A lo largo de las décadas, los habitantes de Santiago Pérez han sido víctimas de intimidación, desplazamiento forzado, reclutamiento forzado, homicidios, masacres, secuestros y desapariciones, evidenciando el impacto devastador que el conflicto ha tenido en la vida de la población.

El abandono estatal y la falta de presencia de la fuerza pública en la zona. permitieron que guerrilla y paramilitares ejercieran un control considerable en el corregimiento. Esto se manifestó en episodios de violencia generalizada, incluyendo la masacre de la inspección de Santiago Pérez perpetrada por el Frente 21 de las FARC-EP. Aunque han pasado años desde esos eventos, la comunidad aún enfrenta desafíos y riesgos relacionados con la presencia de grupos armados y la persistencia de la violencia en la región.

Un proyecto comunitario que construye memoria y territorio a través del emprendimiento: En el corregimiento de San Rafael de Cortina, en Magangué, se ha gestado un proyecto comunitario que surge como respuesta a la necesidad de alejar a la juventud de las bandas delincuenciales que afectan la zona. Esta iniciativa se centra en la elaboración de artesanías de palma Sará, la formación de grupos juveniles para actividades sociales y artísticas, y la organización de sesiones de tejido comunitario.

Estas actividades no solo les brindan un medio de ingreso a través de la venta de sus productos artesanales, sino que también fomentan el desarrollo personal y social de los jóvenes, alejándolos de entornos negativos y guiándolos hacia una visión de metas que favorezcan su vida personal y social.

A través de la producción de artesanías elaboradas con hojas de palma Sará y coco, demuestran su capacidad de adaptación y resiliencia ante las adversidades. Además, tienen la visión de expandir sus emprendimientos hacia otras áreas, como artesanías con lana, totumo, madera y barro. Esta visión refleja el deseo de crear ambientes de paz favorables y promover la elección de intereses propios de cada persona.

Doris Lised García, coautora y docente, explicó que "en Colombia, este libro no solo aporta significativamente al conocimiento académico, sino que también se erige como un elocuente testimonio sobre cómo la educación puede ser un motor de cambio y superación en entornos adversos. Es una herramienta para construir un futuro en paz, empoderar a las comunidades, fomentar la resiliencia, la transformación social y la coexistencia pacífica".