Evocación a Carlos Murcia

Por Carlos Javier Murcia

Hoy quiero evocar la vida de mi padre, Carlos Murcia Cadena, ese gran hombre del periodismo político, que, por medio de sus escritos en diario como El Espectador, La Nación, o después en Heraldo de Barranquilla y su paso en la Radio en Todelar con Luis Guillermo Troya, deleitaba con sus análisis y proyecciones de lo que podía pasar en las contiendas políticas, en muchas ocasiones adelantado a las encuestas.

Mi padre aparte de caracterizarse por su transparencia y ética periodística, también fue conocido por su gabinetología, presidentes como Belisario Betancur, Virgilio Barco, Alfonso López Michelsen, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, se les adelantaba en los nombramientos del gabinete.

Hace 16 años, repentinamente fue llamado a la vida eterna, una vida donde no hay preocupaciones, ni hay afanes de nada, por eso su partida, que ahora la recordamos con tranquilidad la hicimos con una misa el pasado sábado que fue presidida por su coterráneo, monseñor Libardo Ramírez Gómez.

Hoy mi madre Martha Vargas de Murcia, y sus hijos Andrés Camilo Murcia, Diana María Murcia y Carlos Javier Murcia, junto a los nietos, y esposas le damos las gracias por ese gran legado que nos dejó y por ese camino que me trazó para continuar con el periodismo que cada vez se vuelve más exigente.      

En esta oportunidad les quiero presentar el poema que hace pocos días escribió mi madre, Martha Vargas de Murcia recordándolo, y con gran valentía escribió las siguientes líneas: “No, no lo entendía no lo comprendí no lo entendí no lo quería creer, nunca pensé que ese bello día que amanecía con luz propia  con la luz que siempre nos acompaña acompañada de tanto amor un día como cualquier otro, como en la noche aparecen las estrellas algo hermoso de la naturaleza no sabía que nos esperaba el mañana, ese bello amanecer y esas estrellas que dan luz en la oscuridad de pronto era reflejo de lo que se puede vivir en la vida del ser amado de pronto todo desaparece cuando de un momento a otro se oscurece el camino, las estrellas dejan de brillar y la luz del bello amanecer desaparece, así es la vida nos cambia de un momento a otro, no lo entendía no lo quería entender, unidos en el amor se construyó una hermosa familia basada en nuestros tres hijos, ahora la familia se creció no imagino como serías hoy disfrutando de tus nietos nueras yerno, solo faltas tú pero siento que Dios quiso llamarte al reino de Dios para que continuaras el camino de la perfección divina. Siempre estuve preparada para verte triunfar unidos de la mano, pero nunca mi corazón estuvo preparado para verte partir. POR SIEMPRE EN NUESTRAS VIDAS”.

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