¿ES NECESARIA una reforma a la ley de Reparación de Víctimas y Restitución de Tierras, como lo anunció días atrás el Ministro de Justicia, Néstor Osuna?
Según el titular de la cartera, “la Ley 1448 de 2011 es anterior al proceso de paz y está pensada a un universo diferente al real. Este Gobierno tiene toda la voluntad de modernizarla y hacer una nueva que recoja realmente la sensibilidad de las víctimas”. Aseguró que, para muchos de los 10 millones de afectados por la violencia, la norma ha representado estar en una lista de espera. “Esa expectativa no es suficiente. Es cierto que hay reparaciones e indemnizaciones, pero esa norma ya cumplió su ciclo y vamos a hacer una nueva que la reemplace”.
Este Diario habló con Juan Fernando Cristo, quien, primero como senador y autor de la norma, y luego como ministro del Interior, tuvo un papel primordial en la aprobación e implementación de la misma durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
EL NUEVO SIGLO: – ¿Qué piensa de la propuesta del Gobierno para reformar la Ley de Víctimas?
JUAN FERNANDO CRISTO: – Es una reflexión que hizo el ministro (de Justicia). Según tengo entendido fue en una reunión del Sistema Nacional de Víctimas, un encuentro con las distintas mesas de víctimas y con los liderazgos. Allí seguramente plantearon un debate al respecto, que siempre aparece al comienzo de los gobiernos. Igual fue en el mandato del presidente Duque.
Creo que con el paso de los días se darán cuenta de que es mucho más importante concentrarse en el cumplimiento de la ley, en asegurar mayores recursos -especialmente para el tema de las indemnizaciones- y en lograr una mejor articulación de la Unidad de Víctimas con los departamentos y municipios para garantizar así los derechos de las víctimas. Es mejor eso que meterse en cualquier discusión. Nadie sabe, además, la reforma de la ley para qué sería. Esa es una reflexión general. Tomo este anuncio (del Ministerio de Justicia) desde un punto positivo, ya que demuestra el interés del Gobierno y el compromiso de atender y llevar a cabo una política pública de reconocimiento y dignificación de las víctimas.
ENS: – ¿Trece años después, ¿cómo califica la Ley de Víctimas en estos momentos?
JFC: – Creo que ha sido ejemplar. La verdad es que ningún Estado como el colombiano ha asumido un compromiso bilateral de esas dimensiones. Colombia es hoy ejemplo a nivel mundial de atención a las víctimas del conflicto. Hay un Centro de la Memoria Histórica. Durante más de once años de la vigencia de la ley se ha reparado a las víctimas desde el punto de vista de la verdad, del derecho a la memoria. Hay una política de restitución de tierras que avanza y que, obviamente, necesitamos que los jueces aceleren más la definición de los procesos. Hay más de 700 mil hectáreas de restitución pendientes de una definición judicial, además de las 700 mil ya devueltas a los campesinos despojados. Se han reparado más de cuatro millones y casi un millón de víctimas indemnizadas. En fin, creo que avanza satisfactoriamente.
ENS: – ¿Cuál es el camino a seguir, entonces?
JFC: – Lo que pasa es que el número de víctimas en Colombia es absolutamente desbordado. Nosotros, tal vez, somos el país del hemisferio occidental con el mayor número de víctimas para un conflicto tan largo y tan doloroso. Es natural que todavía haya muchas víctimas a las cuales, si bien no se les ha podido indemnizar, han recibido atención por parte de la Unidad de Víctimas en asistencia social, rehabilitación psicoterapéutica, derecho a la memoria… En fin, son varias las medidas de reparación que se han aplicado. Entonces, creo que va bien. Obviamente siempre se puede mejorar, pero para ello lo que hay que hacer es aplicar la ley, mayor eficiencia administrativa y asegurar mayores recursos para su implementación.
Puntos débiles
ENS: – ¿Qué le ha faltado a la ley?
JFC: – Plata, son muchos los recursos que exige la implementación de esta ley. Creo que el Estado colombiano en estos 11 años, no tengo la cifra a la mano, pero debe estar cerca de haber invertido 100 billones de pesos en la reparación de las víctimas. Eso -vuelvo y digo- no lo ha hecho ningún país, ni otra nación ha reparado ese número de víctimas. No hay sociedad alguna que haya asumido ese desafío.
La ley es absolutamente completa, es garantista, tiene todos los elementos y componentes en reparación integral a las víctimas. Lo que ha hecho falta son mayores recursos. Inicialmente se hizo para un universo de víctimas de tres o cuatro millones, pero hoy tenemos nueve millones y medio de víctimas.
También se requiere una mayor y mejor articulación de las entidades del orden nacional con los departamentos y municipios. Es decir, mayor compromiso de las regiones en la reparación a las víctimas.
ENS: – ¿No hay compromiso de algunos departamentos?
JFC: – Hay diferentes comportamientos. No se puede hablar de los departamentos y municipios como que no han hecho nada, pero tampoco que han cumplido la ley totalmente. Hay departamentos que, dependiendo de la voluntad política del gobernante, de sus compromisos, de su origen político y de su interés en el tema, trabajan y articulan muy bien con las entidades del Gobierno nacional la atención a las víctimas. Y hay otros para los cuales esa no es una política pública prioritaria y asumen que esa responsabilidad es única y exclusivamente del Ejecutivo nacional, lo cual obviamente no es cierto.
ENS: – ¿Cómo ve, entonces, el compromiso de este Gobierno frente a la Ley de Víctimas?
JFC: – Veo que hay un compromiso muy grande. El discurso político del Gobierno, obviamente, es muy en favor de las víctimas. La trayectoria política del Presidente, quien fue mi compañero en la Comisión Primera e impulsamos la ley. Participó activamente en el capítulo de restitución de tierras. Creo que hay un interés genuino del Ejecutivo en cumplirle a las víctimas.
ENS: – ¿Y cómo ve la política de “paz total”?
JFC: – Espero que el Gobierno tenga éxito. Es valiente la decisión que tomó de hablar con todos los sectores, con todos los grupos ilegales que están generando daño, que están generando violencia en muchas zonas del país…
Lo que me parece que le falta a la “paz total” es una estrategia de seguridad total.
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