No a la guerra, si a la paz

Lorena Rubiano Fajardo

“Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.”

Albert Einstein

INCREÍBLE que algún ser humano piense que la guerra es mejor que la paz. En todos los ámbitos, mundial, continental, regional o local. Los colombianos hemos sufrido durante 50 años o más, los avatares de una guerra sin fin. Por todas las causas posibles, tierras, política, religión, narcotráfico, intereses económicos, agua, en fin, siempre creerán los violentos que tienen una excusa para cegar la vida de otros.

A raíz de la actual situación que se presenta entre Rusia y Ucrania, tema regional, aparecen los guerreristas por todo lado, vendedores y fabricantes de armas ofreciendo lo mejor para enfrentar al presunto enemigo, y los que no aparecen son los defensores de la vida humana, del planeta, de nuestra Pachamama, de sus flora y su fauna. Hemos perdido el valor de la vida al punto de que la muerte violenta es la adrenalina que impulsa el mundo.

Estamos con el papa Francisco que aboga por un dialogo que permita suspender el enfrentamiento. Con la imposición de la ceniza como símbolo del cristianismo, debemos todos orar por la paz. Esa paz que parece esquiva y sepultada por los fabricantes de armas.

La guerra es destrucción, muerte, odio, desolación y es la total ausencia del amor por nosotros mismos. La guerra no es un juego, trae consecuencias impredecibles.

Según asegura, el país necesita una combinación adecuada de justicia, paz y verdad, que deje a mucha gente satisfecha. “Esos procesos son supremamente difíciles de adelantar, porque cada bando tratará de excusar su barbarie en los demás”. Por eso es mejor una mala paz que una buena guerra.

Alguien dijo: “La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”, siempre es mejor la paz, la tranquilidad el sosiego la comprensión, el respeto, la concordia, que una guerra, que tiñe todo de sangre.

Ojalá, Dios le permita entender a todos sus hijos que siempre la paz será muy superior, que la mortal guerra.

Aquí cabe la cultura ciudadana, saber que no todos somos iguales, que respetemos las diferencias y las posiciones ideológicas de cada quien.

No se entiende que los estados gastan más en armas que en educación, salud, bienestar de sus habitantes, calidad de vida; en vez de educar para la paz, educan para la guerra y la muerte.

Cuantos costos de pérdidas de vidas humanas, violaciones, extorsiones, secuestros, derrames de petróleo, destrucción de infraestructura, zozobra y miedo, desplazamientos, destrucción de nuestro planeta, dolor y lágrimas, no evitaríamos con la paz.

El presupuesto invertido en la guerra será mucho más productivo si lo invertimos en la paz. Hoy más que nunca puede aplicar la reconocida frase: “una bala disparada se pierde, una hectárea sembrada produce.

Es posible que la paz cueste más, pero al final será más productiva que la guerra. Y deja frutos y satisfacciones más grandes que las tristezas que produce la guerra.

lorenarubianof@gmail.com

Leave a Reply

Your email address will not be published.