DISCURSO – CONVENCIÓN CONSERVADORA – ENERO 26 DE 2022 ÓMAR YEPES ALZATE

El ejercicio de la política debe concentrarse en alcanzar la sabiduría y el
correcto proceder para poder afrontar las diversas circunstancias que viven los
Estados. En Colombia, con aciertos y desaciertos, la historia ha mostrado cómo
esta búsqueda de conocimiento y de correcta acción ha sido incesante. Dos
partidos al inicio de nuestra historia, y ahora más de 22, ratifican lo antedicho.
La necesidad de encontrar un lugar que albergue los intereses de las personas
de la nación ha permitido una diversificación del espectro político que no deja
de llamar la atención. No obstante, es necesario no perder de vista el fin último
de los partidos políticos, los cuales, mediante el reflejo del pluralismo,
promueven y encauzan la participación ciudadana, manifestando la voluntad
popular y permitiendo el correcto ejercicio de la democracia.
En nuestro caso particular, el Partido Conservador Colombiano cuenta con una
historia de más de 172 años. Una historia cargada de tradición e innovación.
Tradición por conservar y preservar todos los valores y virtudes que
promueven el desarrollo humano; innovación a la hora de usar el ingenio y la
creatividad para solventar las diversas problemáticas que se deben afrontar
para atender la realidad del país. Dentro de esos 172 años, el objetivo siempre
ha sido la promoción de la transformación institucional y, el fortalecimiento
normativo y cultural de la sociedad colombiana. Todo lo anterior
propendiendo a la garantía de la dignidad humana y a la plena defensa y
custodia de los derechos ciudadanos. Para ello, el Partido Conservador ha
trabajado inagotablemente, con una concepción humanista, en la
conservación y optimización de la vida con miras a la consolidación de la
justicia social y el desarrollo sostenible.
Actualmente, debemos potencializar las labores realizadas para seguir
construyendo país. Afrontar, y focalizar acciones estratégicas en variosfrentes:
la pobreza, la salud, lo fiscal y la tributación, la droga y la corrupción, la
seguridad, la autoridad y la ley, sin abandonar nuestro interés en otras
reformas en las que el partido conservador debe ser abanderado o
protagonista, como las reformas pensionales, laborales y a la justicia. En
Colombia, tenemos más de 21 millones de personas que viven en la pobreza y
7,4 millones se encuentran en la pobreza extrema. Como lo mostró
Fedesarrollo, tan solo el 48% de los hogares pobres reciben ayudas directas
del Estado. La situación, como se puede entender, es extremadamente crítica.
La pandemia catalizó, de manera negativa, la desigualdad que ya venía
causándose en el país. Frente a esto, es necesario tomar acciones inmediatas.
Además de aumentar el porcentaje de beneficios a los menos favorecidos, se
debe seguir trabajando en el emprendimiento y la innovación para expandir
las oportunidades de empleo en Colombia y reducir la dependencia. El
presidente Duque ha sido un abanderado en este aspecto. No obstante, hay
que seguir trabajando en una cultura del emprendimiento que se instaure en
todos los habitantes del país. Del mismo modo, el Estado debe encontrar la
manera de aumentar la inversión en materia de innovación y desarrollo.
Innovación aplicada a los diversos ámbitos, porque se hace evidente que
Colombia debe iniciar un proceso de aceleración del crecimiento económico.
Para ello, hay que dirigir los esfuerzos en la creación de una estructura
productiva más sofisticada y en la que impere la eficiencia, la eficacia y la
efectividad. ¿Pero esto cómo se logra? Podríamos discutir varias opciones
válidas, mas hay una que se destaca: la educación. La educación genera cultura
y permite la transformación. Colombia está en mora de una política clara de
mejoramiento de la calidad educativa. Una educación que propenda al
desarrollo del país será el principal motor para el desarrollo tecnológico y
productivo sin demeritar la cultura educativa para formar en valores y
principios. Jacques Delors decía que la educación encierra un tesoro. Y el
tesoro que guarda contiene la posibilidad de superar la pobreza de Colombia.
En segunda instancia, encontramos la salud. Gracias a las labores realizadas en
gobiernos anteriores, tenemos en Colombia una amplia cobertura. El
problema se encuentra en el financiamiento vigente para poder sostener la
operación. La informalidad está generando varios problemas para poder
sostener la salud. Por ende, es necesario una transformación disruptiva que
permita sostener la cobertura universal, amplificando los servicios que se
brindan tanto en el régimen subsidiado como el contributivo. Del mismo
modo, hay que seguir perfeccionando el SISBEN para garantizar el acceso con
la mejor cobertura para los más vulnerables.
Como tercer aspecto a destacar, es necesario hablar de lo fiscal y la tributación.
“Tenemos una situación fiscal precaria”, dicen los profesionales que
recientemente hicieron pública una carta abierta a los candidatos y
precandidatos a la Presidencia de la República. Anotan que “un
endeudamiento público superior al 64% del PIB requiere acciones inmediatas
para mitigar los riesgos de una crisis y reclaman un régimen tributario
diferente al actual para solventar las finanzas y atender el gasto social
incrementado por razones de la pandemia”.
Es para todos evidente que uno de los retos para el futuro inmediato es
aumentar los ingresos tributarios. La pandemia trajo consigo un gasto y
endeudamiento para sostener el desarrollo del país. Por lo tanto, hay que
secundar la propuesta de Fedesarrollo de “revisar y eliminar las exenciones
sectoriales existentes, con el fin de tener un estatuto tributario que trate de
igual forma a todas las actividades productivas”. Del mismo modo, hay que
brindar los espacios necesarios para crear una reforma que se sustente en la
protección del trabajador y no afecte el patrimonio de los contribuyentes.
Todo lo anterior focalizado en la reducción significativa de la desigualdad de
ingresos que tenemos en nuestro país.
El país es contradictorio: reclama más gasto social e inversión pública y abjura
de la tributación. No quiere entender que el Estado requiere recursos para
proveer los gastos en todos los frentes. ¡Claro que se necesitan recursos
fiscales!, pero estos no pueden atentar contra el patrimonio de los asociados,
hacer imposible el diario vivir, ni desalentar el crecimiento de la economía. La
sabiduría del gobernante y legislador reposa en recaudar sin afectar. Hay que
educar para que el pueblo entienda de sus obligaciones para con el Estado,
creación de la propia sociedad.
Es necesario revisar elemento importantísimo: la corrupción y el narcotráfico.
Son el sello identitario de la inoperancia estatal y de la desigualdad. En este
sentido, creemos que se tiene que atacar desde dos frentes. El primero es una
restructuración del sistema de control del Estado para evitar los casos de
corrupción y el segundo es una transformación cultural colombiana que no
legitime de manera incorrecta los actos corruptivos. En estos momentos, en
los que la tecnología cobra una gran relevancia, es urgente configurar un
ecosistema de control de los gastos que ayude a afrontar la corrupción y el
clientelismo que vive el país. Gracias a la llegada de las TIC, la corrupción puede
ser atacada de manera más efectiva y generando resultados de mejora
inmediatos. Nueva Zelanda, Singapur, Noruega, y Uruguay son casos de éxito,
en los que podemos ver cómo la innovación tecnológica ayudó a disminuir los
actos corruptivos en diversos niveles. Pero, además de lo tecnológico, hay que
afrontar la corrupción desde la casa. Desde la formación en valores para la
convivencia. Convivir implica un ejercicio de la virtud, de honestidad y de
respeto al otro. Es necesario formar una cultura en la que prime lo social y no
lo individual. Una cultura que supere el individualismo y logre instaurar la
solidaridad como principio fundamental para el desarrollo humano.
Los cultivos ilícitos, su distribución y consumo carcomen a la sociedad
colombiana. Debemos combatirlos con energía y sin tregua, y buscar los
medios legales para facilitar la acción de las autoridades. La fumigación aérea,
con las debidas precauciones, para no afectar la salud, se hace imprescindible.
Creemos que la justicia, sin quebrantar su independencia, debe armonizar
criterios con el ejecutivo para combatir el flagelo. Las ramas del poder público
son autónomas, pero deben trabajar armónicamente para alcanzar los fines
del Estado, reza nuestra Constitución Nacional. Hay quienes pregonan la
legalización de la droga. Parecen no tomar en cuenta la posición de la
comunidad internacional que haría nugatorias disposiciones nuestras en esa
dirección. ¿Quedaríamos como país paria mientras los poderosos no
reorienten sus políticas contra la droga?
La seguridad es uno de los problemas que afectan a la nación, Colombia ha
sido tradicionalmente un país violento: violencia política, guerrillera, violencia
provocada por el narcotráfico, por los paramilitares, violencia común…El
Estado no ha podido dominarla, y si a ello se agrega el afán de debilitar y
paralizar a la fuerza pública por parte de algunos agentes políticos y
comunicadores, la situación se torna alarmante. Hay que dotar a las
autoridades de todos los mecanismos indispensables para derrotar la violencia
y respaldar sin vacilación a nuestra fuerza pública sin desatender la prevención
contra los abusos.
La autoridad y la ley. En Colombia se ha perdido el respeto a la autoridad en
todos los niveles. Son frecuentes los desafueros, el desacato, y aun el desafío.
Ello como consecuencia de una mala educación, de una falta de formación. Esa
formación debe partir desde el hogar por ello es indispensable el
fortalecimiento de la familia y de los valores éticos y morales que la deben
sustentar. Así mismo se necesita revisar y fortalecer la formación y
preparación del maestro para que cumpla eficientemente su misión. FECODE
debe contribuir a ello y abandonar su indisciplina social. Padres de familia y la
sociedad en general deben coadyubar en este propósito, hay que quebrantar
la mala costumbre de empleados del Estado enfrentados al propio Estado.
La autoridad es símbolo de mando y se ejerce por voluntad ciudadana para
orientar a la sociedad y facilitar el cumplimiento de los fines estatales.
El Conservatismo debe apasionarse por el rescate del principio de autoridad,
uno de sus dogmas. La autoridad se ha dispuesto para garantizar la vida, honra,
y bienes de los ciudadanos, reza nuestra constitución. A la autoridad se le debe
acatamiento y respeto.
La ley se ha dispuesto para regular la conducta humana y para enrutar la acción
del Estado. Un jurista argentino, Marco Aurelio Risolía escribió en un libro
titulado La Grandeza y Desprestigio de la Ley, “que la norma se respeta y acata
si es clara, breve y austera en el número; en cambio, si prolifera y es extensa
aún los más avezados juristas no alcanzan a seguirle el ritmo y ante el público
pierde eficacia. Los colombianos somos adictos a legislar y al Congreso se le
califica bien por el número de las leyes, lo que constituye una grave
equivocación.
Se ha vuelto costumbre en Colombia el irrespeto a la ley; se hacen esguinces
para eludir su cumplimiento, aún a sabiendas del daño social que se produce.
Las autoridades deben ser celosas en su observancia y en hacerla cumplir.
Por lo anterior, tenemos que seguir construyendo patria, esa unidad en la que
se integran todoslos individuos, en donde se conforma una sociedad pluralista
y equitativa. Dicho de otro modo, la patria como síntesis de la sociedad que
trasciende todo; por ende, el Estado debe convertirse en un instrumento eficaz
al servicio de ella.
Volviendo al presente, gracias al apoyo del gobierno liderado por el presidente
Iván Duque, hemos logrado el sostenimiento de la nación en una época tan
crítica como lo es la actual. La pandemia trajo consigo una serie de retos que
se pudieron afrontar, de la mejor manera, gracias a la conservación del Estado
de derecho, la Institucionalidad, el respeto a los derechos humanos y a la
promoción del desarrollo humano integral garantizando la seguridad física,
económica, jurídica, social, alimentaria y ambiental.
Empero, pese a las grandes labores realizadas con respecto al sostenimiento
de la democracia colombiana y al desarrollo integral de la nación, hace falta
mucho camino por correr. Tenemos que seguir trabajando por la consolidación
y conservación los principios esenciales de la democracia como la libertad.
Para ello es fundamental abrirse al universo de posibilidades que brinda el
mundo de la era digital. En estos tiempos, en los que la velocidad e inmediatez
prevalecen, en los que buscamos con ansia la transformación (ya sea humana,
social o digital), la disrupción, el cambio, las nuevas formas de ver y asumir el
mundo, son los destinos a los que todos debemos llegar.
Dicho de otro modo, debemos ser innovadores. Y para ser innovador hay que
pensar hacia el futuro, hay que trabajar por el porvenir. Hay que unir las voces,
los pensamientos de todas las personas que hacemos parte de Colombia. Hay
que escuchar la juventud con los oídos sabios de la experiencia. Hay que buscar
las soluciones más efectivas, eficaces y eficientes para transformar todo lo que
nos rodea. Hay que conservar la virtud, el medio ambiente, la cultura, el
deporte y la educación para lograr lo anterior. Sí, hay que conservar para
poder renovar y, por ende, transformar. Hay, en estos tiempos, una gran
oportunidad de renovarnos, de transformarnos. Todos los partidos en
Colombia considero que se encuentran en ello. Sin embargo, hay que ser
conservador en el cambio y esto no implica resistirse a asumir los retos de la
civilización digital. Todo lo contrario. Es asumir, con pensamiento innovador,
todos los cambios. Es trabajar por el futuro con los medios tecnológicos que
hoy tenemos gracias a la inteligencia humana. Hay que seguir con nuestra
labor para que las futuras generaciones tengan la mejor vida posible. Y esto
solo se logra conservando lo esencial. Conservando el amor, el respeto, la
solidaridad, el deseo de transcender. Es conservar lo simple. Y aunque esto
suene sencillo, es una ardua labor apropiada por el conservador. Labor que
debe ser asumida de manera transparente, sin demagogias cargadas de
intenciones personales que estén en contra del bien común.
En otras palabras, hay mucho por hacer. Por esto, es necesario un líder que
ejecute y oriente el camino que debemos seguir recorriendo. Nosotros
estamos convencidos de que uno de los mejores líderes que tiene el país en
este momento es nuestro candidato presidencial David Barguil. Con su
experiencia y obra, ha demostrado su compromiso por Colombia. Su
intachable labor en el Congreso es evidencia de lo anterior. David Barguil es la
persona idónea para conservar lo esencial de nuestra sociedad y para ser
atrevido con los cambios y transformaciones que requerimos para consolidar
el desarrollo integral del pueblo colombiano. Él es nuestro abanderado y quien
tiene todos los conocimientos, habilidades y competencias para conservar lo
esencial, transformando lo circunstancial. Su espíritu innovador y su carácter
crítico, sumado también su experiencia política, son garantías de éxito. Por
esto, como Partido, debemos movilizarnos. Debemos actuar para que nuestro
candidato se imponga en la consulta y, con ello, se dé el primer paso para
lograr la presidencia. Presidencia que augura una disrupción positiva de la
sociedad colombiana que encontrará, el principio de conservación que
posibilita una verdadera transformación.
Por último son momentos de reflexión y auto critica para la patria. Nuestro
partido que con toda la vehemencia y la procura del bienestar de los
colombianos ha estado en las grandes definiciones políticas de nuestra
historia, también es cierto, que hemos dejado pasar momentos que la
juventud colombiana y en especial, la juventud conservadora, ha puesto de
presente. Juventud que hoy es decisiva y que con el mismo ímpetu de sus
reclamaciones debe estar convencida de nuestra impronta conservadora.
El siglo XXI reclama grandes acciones, no solo por los avances tecnológicos, no
solo por la vehemencia con la que la juventud política hoy reclama sus
derechos,sino, también, porque el futuro de la humanidad está en juego. Estos
ya no son conceptos abstractos, pues la realidad diaria nos enfrenta a
situaciones adversas de coyuntura que debemos responder con inmediatez,
con firmeza, pero, también, con toda la humildad y respondiendo a la
confianza de aquellos compatriotas que la han depositado en nosotros. El
sentido auto crítico y de escucha debe ser un nuevo derrotero en la premisa
conservadora. Somos un partido de tradición que siempre promoverá la
innovación y el cambio social en democracia.

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