Creo que no es la primera vez, ni será la última, pero viajar a Girardot Cundinamarca, se volvió todo un calvario. Recuerdo en mi mente que transitar por la vía de melgar era todo un placer y las vacaciones empezaban desde que se subía a carro, y las paradas obligatorias eran en la Vaca que Ríe y en el Parador Rojo, y paso por la Nariz del Diablo, pero cada vez se fue complicando y comenzaron las obras de infraestructura y ya el viaje no dura las escasas dos horas, sino de tres a cinco horas.
Sin embargo, había una ruta alterna y era la de la Mesa y Anapoima Cundinamarca, en un principio era agradable, pero ya esa vía comenzó a congestionarse y la duración era de cinco horas, cuando el trayecto solo era de tres horas.
Una alternativa que se ha propuesto, y no sé porque no se ha hecho implementar rutas aéreas, y que aerolíneas como Satena, hiciera la ruta hasta Flandes, esa podría ser una solución para los colombianos que tienen esta zona del país como preferida para el turismo.
No quiero ser ave de mal agüero, pero ya se lo he escuchado a varios amigos, y expresan la idea de vender sus propiedades para no tener que viajar largas horas, y pagar costosos peajes, que en muchas ocasiones no responden al estado de la vía y la comodidad de los colombianos que suelen viajar en familia.
Ejemplo del estado de la vía es la ruta alterna de Fusa – Bogotá, San Miguel, una vía sin señalización oscura, sin policía, pero eso sí, un costoso peaje ubicado en la mitad del camino, para desembocar a Sibaté.
Y este escrito es un llamado al ministro del Transporte Guillermo Francisco Reyes, para que piense en todas las alternativas para aliviar esta pesadilla que se ha convertido en trasladarse los sitios de descanso de miles de personas, que han experimentado diferentes horas para viajar, pero todas resultan ser iguales.
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