EL GUILLO RICAURTE

Hoy viernes cuándo apena se asoman los primeros rayos de sol, como hago todos los días, veo la prensa y las redes sociales. Lo primero que leo es la triste noticia de la partida de mi buen amigo Guillermo Ricaurte Fayad.Mi amistad con él data desde que éramos niños compañeros de pupitre en los Salesianos en los años 60. Desde muy joven fue inquieto y con vocación política, militante del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal) gestado por seguidores de Alfonso López Michelsen quién fue su padrino de graduación como abogado y a quién le dedico su tesis de final de carrera.Nunca abandonó su vocación política, la vivió hasta los últimos días de su vida y con orgullo lucía su camisa roja en todos los mítines políticos. Fui muy asiduo en su casa en San Diego y allí degusté los deliciosos kibbeh, Hummus o arroz con almendras que amorosamente nos daba su mamá, Doña Margot Fayad.Mi papá mantuvo una estrecha amistad con su tío Cesar Fayad, periodista y locutor de radio y ese nexo nos acercó aún más.Llegaba todas las mañanas caminando al colegio, su casa era relativamente cerca, impecable con pantalón blanco y que al final de la jornada no se distinguía el color. Guillo era una extraordinario “pupilo” y tuvimos muchas cosas en común, una de ellas, la indiferencia al deporte, prácticamente nos obligaban en los Salesianos a que hiciéramos parte de uno de los equipos del colegio, claro, cuando estábamos en el campo era derrota segura. Hace unos ocho meses conversé con él por teléfono, una charla muy amena e histórica ya que rememoramos nuestras andanzas y en esa conversación le recordé que me debía cinco pesos de unas estampillas que le vendí en el año 61 sino recuerdo mal. Me contestó, ven a Cartagena que aquí te los pago con intereses.Hace pocos meses sacaba la cuenta de mis amigos en esta red que se nos anticiparon, hace un par de días Yoli Emiliani, hoy el Guillo Ricaurte, es ley de vida, nos toca a nuestra generación, estamos en la fila y unos se nos “cuelan” antes.El Guillo Ricaurte rindió su tributo en la vida con la tranquilidad de conciencia que tienes los hombres buenos y nobles. Y voy a terminar estas líneas con una palabra que siempre utilizaste cada vez que escribías: “AFECTÍSIMO” y ponías tu nombre completo a pesar de advertir que era tu pagina en esta red social. Descansa en paz mi buen amigo, viejo Guillo, en el Cielo nos encontraremos.

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