ADEMÁS DE advertir sobre una eventual caída en el recaudo de regalías por la disminución en la producción de petróleo, Jorge Iván González, en entrevista con EL NUEVO SIGLO, subraya la necesidad de una mayor articulación entre el Gobierno nacional y los mandatarios locales para ejecutar proyectos con impacto.
Según el exdirector de Planeación Nacional, sin cooperación entre alcaldes, gobernadores y ministerios, se corre el riesgo de desperdiciar recursos y limitar el alcance de las inversiones públicas. También insiste en que cerrar brechas sociales exige un enfoque basado en las necesidades reales de cada región, más allá de la distribución porcentual establecida actualmente en los sistemas de transferencias.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es el principal problema con el manejo de las regalías en Colombia?
JORGE IVÁN GONZÁLEZ: Desde Planeación Nacional identificamos que el gran problema de las regalías es su dispersión en múltiples proyectos pequeños, sin una visión estratégica. Esta conclusión coincide con un estudio previo de la Contraloría, durante la gestión de Edgardo Maya, que advertía sobre esa misma falta de enfoque.
Cuando asumí el cargo, tenía muy presente ese diagnóstico. Por eso, desde el Plan Plurianual de Inversiones propusimos enfocarnos en proyectos regionales estratégicos. Conversamos con los gobernadores para evitar que los recursos, incluidos los de regalías, se diluyeran en pequeñas obras sin impacto. También impulsamos la articulación de las distintas fuentes de financiación −Sistema General de Participaciones, Presupuesto General de la Nación, recursos territoriales, y regalías− para que confluyeran en proyectos comunes.
Además, el Plan de Desarrollo adoptó una herramienta clave: el presupuesto por programas. Este mecanismo obliga a planear con una mirada estratégica, sustituyendo los más de 12.000 proyectos actuales por una estructura basada en 20 grandes proyectos de inversión. Con esto buscamos transformar la forma en que se planea y se ejecuta el gasto público.
ENS: ¿Cómo se pueden reducir las brechas sociales entre territorios como Chocó y Bogotá?
JIG: La discusión de la Ley de Competencias es una gran oportunidad. Si logramos que las ciudades andinas y del Atlántico, que consumen los recursos naturales, transfieran parte de sus ingresos a regiones como la Amazonía, la Orinoquía y el Pacífico, empezaríamos a cerrar brechas.
El acto legislativo 03 de 2024, que ordena aumentar la participación de las transferencias dentro de los ingresos corrientes de la nación, requiere una reglamentación vía Ley de Competencias. Si esa ley se enfoca en corregir las desigualdades económicas, sectoriales y territoriales, podríamos empezar a resolver un problema estructural que lleva vigente al menos desde 1974, cuando López Michelsen planteó por primera vez el objetivo de cerrar la brecha social. Han pasado 50 años y seguimos igual.
ENS: Usted propone asignar recursos según necesidades y no con porcentajes fijos. ¿Cómo funcionaría esto?
JIG: Actualmente, el Sistema General de Participaciones distribuye recursos mediante porcentajes fijos: uno para salud, otro para educación, etcétera. Mi propuesta es que esa distribución se haga en función de las brechas reales.
Por ejemplo, la educación de un niño en Quibdó cuesta cerca de tres millones de pesos al año, mientras que en Bogotá o Medellín cuesta entre cinco millones y medio y seis millones. ¿Por qué no financiar la educación de los niños de Quibdó con el mismo nivel de inversión? En lugar de aplicar porcentajes genéricos, deberíamos asignar los recursos según las necesidades específicas de cada territorio, para cerrar efectivamente esas brechas.
ENS: ¿Colombia podría enfrentar una caída en el recaudo de regalías?
JIG: Sí. Si la producción de petróleo sigue disminuyendo, el país recibirá menos regalías. Por eso es importante aumentar la producción, como lo ha señalado también el gerente de Ecopetrol. Deberíamos pasar de los 750.000-760.000 barriles diarios actuales a un millón.
Hay una paradoja: para financiar la transición energética necesitamos más recursos, y estos todavía provienen del petróleo. El mundo seguirá usando petróleo y carbón por varios años más, así que, si no lo produce Colombia, lo hará Guyana u otro país.
Debemos avanzar en la producción, pero destinando parte de esos ingresos a fondos que impulsen la transición energética de manera gradual. Una reducción abrupta sería muy riesgosa para Colombia, que depende de las exportaciones de petróleo y minerales tanto para su balanza de pagos como para las finanzas públicas.
ENS: ¿El Gobierno nacional está desconectado de las regiones?
JIG: Sin duda. El Gobierno y sus ministerios deben trabajar de manera coordinada con alcaldes y gobernadores. No tiene sentido que el Ejecutivo nacional se enfrente con los mandatarios locales de ciudades como Bogotá, Medellín o Barranquilla. Si queremos proyectos sólidos y con impacto, la colaboración es fundamental. Gobernar implica trabajar con todos, sin distinciones políticas

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