Por Nuria Asencio
Hace un mes largo, luego de tomar una decisión de vida en enero, cambié de país y dejé de lado todo lo conocido, incluida mi historia laboral. Estoy haciendo la tarea de comenzar otra vez, desde cero, desde aprender a hablar, porque vine a un país francoparlante. Y hablando con un compañerito de francés, un muchacho de veintipocos años, me dijo que no le gustaba Linkedin porque todo el mundo habla maravillas y de todo lo bueno… y creo que tiene razón.
Es poco realista negar que tenemos reveses laborales, que tenemos dificultades, que nos quedamos sin trabajo. Mostrar la dificultad, la necesidad, hace parte de la existencia y, además, nos pone en contexto de la vida real, nos recuerda que no se llega a ningún lado sin esfuerzo, y que a veces la vida nos exige dar giros inesperados para redefinirnos como profesionales y, más aún, como seres humanos falibles y perfectibles.
Yo me pongo en evidencia, contando que no es sencillo recomenzar, y que uno tiene que darse un nuevo valor cuando se despoja del “yo soy” hecho desde la profesión. Estar sin trabajo y, por ahora, sin posibilidad de conseguirlo, me puso de frente con la obligación de reconocer y reconocerme con otros valores como persona. Y confieso que la tarea no es sencilla. Y menos cuando tengo la dicha de decir que logré finalizar mi carrera de psicología, adicional a comunicación y a la ya larga experiencia que tengo.
¿Qué opinan ustedes?

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