Por Carlos Javier Murcia
El pasado 2 de febrero mi padre cumpliría años, nació en Garzón Huila en 1945, y con orgullo siempre amo su región y aún su municipio natal. A pesar que desde muy pequeño llegó Bogotá no perdía sus costumbres, y las rodaditas a su terruño.
Mi padre que en paz descanse, se nos adelantó en el año 2007, siempre vivía pendiente de Garzón, de Timaná, y Pitalito, e informaba acerca de lideres políticos del departamento, el algunas en la sección política de El Espectador, les jalaba las orejas cuando veía que no trabajaban por la región. Él (Carlos Murcia Cadena), era todo un embajador de región.
Los colegas que lo conocieron cuentan que nunca lo vieron como se dice coloquialmente creído, al contrario, era la persona más sencilla, él trataba con el más encopetado de las personas, hasta la persona más humilde del mundo. Sus amigos del Huila que yo me acuerde y que hablaban con él, Rodrigo Zanabria, que era el corresponsal del espectador; Germán Calderón España, gran locutor; al igual que Fredemiro Núñez, también locutor; Monseñor Libardo Ramírez, obispo emérito de Garzón, con quien mantengo una bonita amistad.
Desde muy joven entró al El Espectador de la mano de don Guillermo Cano, que su gran maestro, desde las páginas políticas informaba de la manera más transparente posible, sabia como nadie de cómo se manejaban los hilos de la Política en grande, algunos se han atrevido a decir que era el Julio Sánchez Cristo de esa época, por la credibilidad en las noticias.
Conoció a lideres políticos como Luis Carlos Galán, con quien hablaba todos los días, e incluso el 18 de agosto de 1989 le aconsejo al virtual presidente que no asistiera a Soacha Cundinamarca. También conoció a Fernando Carrillo, lo escucho sobre la séptima papeleta, lo dio a conocer a todos los colombianos que leían el periódico.
Cuando llega el momento de pensionarse, y viajar a Barcelona España como cónsul de Colombia, a pesar de haber dejado el periodismo por un corto tiempo, desde el consulado creo un periódico para la colonia colombiana, esta experiencia la desarrolló con lujo de detalle, sin embargo, el periodismo lo jaló y regresó al cargo de editor de El Espectador, posteriormente columnista del Heraldo de Barranquilla, y de La Nación del Huila.
Pero gracias a Oscar Munévar, hizo televisión en un programa llamado “diga la Verdad”, se trasmitía por señal Colombia y lo hacia con Alberto Piedrahita Pacheco”. Y yo estando en el Noticiero Todelar, tuve el privilegio de escuchar a mi padre con el periscopio político, columna que estuvo en radio, gracias a la invitación de Luis Guillermo Troya.
Antes de terminar estas líneas, no puedo de nombrar a algunos amigos que lo acompañaron en toda su carrera periodística, Óscar Domínguez, Óscar Alarcón, Antonios Andraus, Rufino Acosta, Leonel Fierro, Alfonso López Caballero, Juan Carlos Martínez, entre otros amigos con quienes de vez en cuando hablo con ellos.

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